La lesión del LIGAMENTO CRUZADO ANTERIOR (LCA) se ha vuelto un auténtico rompecabezas para fisioterapeutas y preparadores físicos en el alto rendimiento, pero también, en deporte amateur. La incidencia de lesiones, es decir, la cantidad de roturas de LCA por practicantes, en deportes pivotantes como el fútbol, el balonmano, el voleibol etc. se encuentra en un 3% anual en deportes amateur, que podría subir hasta un 15% en el alto rendimiento, porcentaje que se ha duplicado en los últimos años. Siendo las mujeres las más perjudicadas por esta lesión (1).
BIOMECÁNICA DEL LIGAMENTO CRUZADO ANTERIOR
El LCA es un ligamento central de la rodilla. La principal función funcional del LCA es proporcionar estabilidad contra la traslación tibial anterior (TTA) y la rotación interna. Cuando el LCA se rompe, la traslación tibial anterior aumenta hasta 10 a 15 mm. El LCA tiene su origen en el área medial del cóndilo femoral lateral y se inserta en el centro de la eminencia de la meseta tibial junto al asta anterior del menisco lateral. La estructura del LCA se ha descrito como dos haces funcionales: el haz anteromedial (AM) y el posterolateral (PL). Estos dos haces se han asociado con diferentes funciones en la estabilización anteroposterior y de rotación compleja de la articulación (2).
PRESIÓN ARTICULAR Y AUMENTO DE ARTRÓSIS
Después de una rotura del LCA con un desplazamiento posterior del eje rotatorio y un aumento de la inestabilidad, parece evidente una alteración de la presión del cartílago intraarticular. Varios estudios biomecánicos han encontrado una disminución de la presión articular total después de una rotura del LCA. Como posible consecuencia de la disminución de la presión articular, el movimiento de flexión de la rodilla después de una rotura del LCA también se reduce. En la rodilla con deficiencia del LCA, hay un desplazamiento del eje de rotación hacia el compartimento medial con una libertad de movimiento ligeramente mayor. Se determinaron los puntos de contacto tibiofemoral durante una sentadilla con una sola pierna en diferentes ángulos de flexión en un estudio. Descubrieron que había un desplazamiento significativo de los puntos de contacto en la superficie tibial después de una rotura del LCA, la mayoría de ellos en ángulos de flexión cercanos a los 15°. En el compartimento medial, los puntos de contacto cambiaron a una posición más posterior y más lateral hacia la eminencia intercondilar. En el compartimento lateral también se observó una lateralización de los puntos de contacto, pero sin alteración en el eje anteroposterior. Mientras que la presión total de la articulación femororrotuliana y la presión del compartimento femororrotuliano medial disminuyen después de una rotura del LCA, la presión de la articulación femororrotuliana lateral aumentó (3).
PREVENCIÓN
Los programas de prevención NO ESTAN SIENDO EFECTIVOS EN LA ACTUALIDAD, el aumento de la exigencia física en la competición unido al aumento de partidos competitivos, están provocando el aumento de lesiones de LCA.
La prevención de lesiones del LCA, concretamente en atletas femeninas, ha sido bien investigada durante más de tres décadas. La mayoría de estos programas de entrenamiento neuromuscular incluyen una variedad de ejercicios de fortalecimiento, pliométricos y basados en la agilidad que abordan los déficits comúnmente asociados con las atletas que han sufrido una lesión del ligamento cruzado anterior. Varios programas, como el 11+ (anteriormente conocido como FIFA11+) fueron diseñados como un calentamiento dinámico para aumentar la fidelidad de la implementación, adherencia y el cumplimiento del programa. Pero, la evidencia más reciente, indica que el mecanismo de los programas de prevención de lesiones del LCA podría consistir en cambiar el comportamiento cerebral utilizando principios de aprendizaje motor.
Desde el punto de vista del aprendizaje motor, brindar a cada atleta la oportunidad de encontrar sus propias soluciones motoras a los problemas de movimiento puede ser mas efectivo que indicar un fortalecimiento general del equipo. Particularmente la musculatura de la cadera, el core y tríceps sural, podrían ser claves para que la prevención del LCA sean efectiva. Es lógico que para que los atletas cambien su patrón de movimiento, debe haber un cambio en su actividad cerebral/neural, es por ese motivo que las tareas deben ser individuales. Un programa neuromuscular de la musculatura mencionada anteriormente se asocia con una disminución y de la actividad de la corteza motora permitiendo una mejora en la transferencia de patrones prácticas en entornos complejos lo que permite una mejora en los patrones motores y disminución de lesiones (4).
DETENCIÓN
Los aterrizajes rígidos (gran fuerza de reacción vertical del suelo, flexión superficial de cadera y rodilla) se asocian con un aumento de las fuerzas en la articulación de la rodilla; sin embargo, es probable que las fuerzas del plano puramente sagital no dañen el LCA. Pero si la biomecánica del plano frontal y transversal, como el desplazamiento medial de la rodilla o el colapso en valgo (aducción de la cadera, rotación interna de la cadera y abducción de la rodilla), pueden estar asociadas con lesiones del ligamento cruzado anterior.
De las lesiones, el 88% ocurrieron sin contacto directo con la rodilla el año el pasado año. Sin embargo, el 44% de estas lesiones del LCA sucedieron sin ningún tipo de contacto, Lo que significa que el 56% de las las lesiones en realidad involucraron alguna forma de contacto en otra parte del cuerpo (predominantemente en la parte superior del cuerpo o a nivel de la pelvis). Esta perturbación mecánica, a menudo combinada con una distracción inmediatamente antes de la lesión, jugó un papel importante en la causa de estas lesiones en nuestra cohorte y se ha demostrado que es importante en otros deportes, como el baloncesto (5).
BIBLIOGRAFÍA
1. Arundale AJH, Silvers‐Granelli HJ, Myklebust G. ACL injury prevention: Where have we come from and where are we going? J Orthop Res 2022;40(1):43-54. Disponible en: https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1002/jor.25058
2. Melick N van, Cingel REH van, Brooijmans F, Neeter C, Tienen T van, Hullegie W, et al. Evidence-based clinical practice update: practice guidelines for anterior cruciate ligament rehabilitation based on a systematic review and multidisciplinary consensus. Br J Sports Med 2016;50(24):1506-15. Disponible en: https://bjsm.bmj.com/content/50/24/1506
3. Domnick C, Raschke MJ, Herbort M. Biomechanics of the anterior cruciate ligament: Physiology, rupture and reconstruction techniques. World J Orthop 2016;7(2):82-93. Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4757662/
4. Grooms DR, Kiefer AW, Riley MA, Ellis JD, Thomas S, Kitchen K, et al. Brain-Behavior Mechanisms for the Transfer of Neuromuscular Training Adaptions to Simulated Sport: Initial Findings From the Train the Brain Project. J Sport Rehabil. 2018;27(5):1-5.
5. Della Villa F, Buckthorpe M, Grassi A, Nabiuzzi A, Tosarelli F, Zaffagnini S, et al. Systematic video analysis of ACL injuries in professional male football (soccer): injury mechanisms, situational patterns and biomechanics study on 134 consecutive cases. Br J Sports Med. 2020;54(23):1423-32.